Algunas noticias de la Plaza Congreso

Daños en la plaza del Congreso
Después de tres semanas en que la plaza del Congreso estuvo invadida de carpas en favor y en contra de las retenciones móviles al campo (sobre lo que se informa en la sección Política), el gobierno de la ciudad comenzó a relevar el costo de la reparación que necesitará ese espacio verde, que ha quedado seriamente dañado.
Ayer, durante un relevamiento, al que asistió el jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se contabilizaron "más de 300 metros cuadrados de veredas rotas y mucha suciedad", según informó el gobierno local.
"Horas después de terminada la histórica votación en el Senado [en la que se rechazó una resolución del Poder Ejecutivo sobre el tema], estábamos trabajando para limpiarla", dijo el funcionario.
Las veredas rotas encabezan la lista de reparaciones de las que deberá hacerse cargo el gobierno porteño. Además, habrá que limpiar la zona con hidrolavadoras. "Hay que sacar la mugre, la cera pegada, la grasa, los papeles, restos de comida, botellas, latas, etcétera", enumeran en el gobierno.
Otro gasto será para la "limpieza por pegatinas de carteles e inscripciones en las paradas de colectivo y en las columnas de alumbrado y señalización", según se detalla en un informe oficial.
Por último, se encuentra la recomposición de la jardinería y la construcción de nuevas dársenas para colectivos. Aunque ayer no se precisó públicamente el costo de las obras, el cálculo oficial informado a LA NACION a principios de este mes rondaba los $ 40.000.
Según voceros del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, cada vez que se realiza un acto político y multitudinario en otro de los espacios públicos más elegidos a tal efecto, la Plaza de Mayo, la ciudad debe invertir unos 30.000 pesos en reparaciones.
La Plaza del Congreso busca recuperar su antiguo esplendor
En los últimos tiempos, sufrió actos de vandalismo y de noche es habitada por indigentes. Ahora trabajan en la restauración del monumento y en la fuente, que no funciona desde hace seis años.
Pocas cosas tienen menos sentido que una fuente sin agua. Acaso un bebedero que no tire agua puede superarlo en inutilidad. En la Plaza del Congreso, hay dos grandes fuentes sin agua y varios bebederos nocaut. El espacio ideado por Carlos Thays para los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo como digna antesala a cielo abierto del Congreso, es hoy objeto de un plan para devolverle su viejo esplendor. Y su sentido.
Con siete hectáreas, es el espacio verde más grande del centro porteño. Pese a que suele llamársele a todo el sector "Plaza del Congreso", en realidad, también se incluyen las plazas Mariano Moreno y Lorea. En 1991, la Plaza del Congreso fue declarada Patrimonio Histórico Nacional (al igual que las plazas de Mayo y San Martín).
Así parecían justificarlo la gran cantidad de referencias patrimoniales que siguen resistiendo a la falta de mantenimiento y a los llamados "actos de vandalismo". Sobre esto último vale una mención: en 1935, se ubicó el monolito del kilómetro cero. Esta referencia indica el punto desde el que empiezan a contarse los kilómetros de las rutas nacionales (2.095 kms a la Quiaca, por ejemplo). Cualquiera puede ver el rastro de cuatro placas arrancadas al monolito.
La Avenida de Mayo se inauguró en 1894 y doce años después, el edificio del Congreso. La Plaza del Congreso fue creada con motivo del Centenario, por el intendente Manuel Güiraldes, en base a un proyecto de Thays.
El principal monumento fue inaugurado en 1914. "A los dos Congresos", se bautizó la mole de más de 13 metros de alto, en homenaje a la Asamblea del 1813 y al Congreso de 1816. Su autor fue el francés Jules Lagae. Desde hace unos meses, el monumento está cubierto por unas telas.
Este monumento, en los últimos años, se había transformado en la meca del graffitero: cualquier demanda, insulto o esperanza se plasmaba en la superficie de piedra que ahora "está siendo hidroarenada", según dijeron en el área de Cultura del Gobierno porteño. Esta cartera, junto a la secretaría de Medio Ambiente, están a cargo del plan de renovación de la plaza.
Las esculturas del monumento se están restaurando en escuelas del Bellas Artes porteñas. En el Gobierno no supieron dar fecha de finalización de la obra ("es que ya hubo 28 días de lluvia en el año", se excusaron).
A principios de mes se sumó la reparación de la fuente, pegada al monumento. La empresa Planobra se adjudicó la tarea, con un presupuesto de 1.489.567 pesos. El plan prevé activar la "fuente de aguas danzantes", noche y día. "Terminaríamos a fines de junio", dicen en la Comuna. Hace seis años que está inactiva.
El área central de la plaza luce arreglada, con césped. "Los chicos (de la empresa Taym) limpian todos los días", cuenta Norma, quien saca a pasear a su perro Lucero. "Harían falta cuidadores...", propone con singular sentido común.
Adelia Segovia es otra vecina paseadora de perro, en este caso, llamado Spock. "Voy a la parte sobre Rivadavia porque no hay 'grass' (allí se juega al fútbol)", dice. "¿Por qué digo 'grass'? Ay, es que soy peruana", explica. Adelia lleva una bolsita de nylon con la caca de Spock. "Por la noche, la plaza mucho no me gusta, hay 'arrebatón'", agrega.
En la segunda etapa de puesta en valor de la plaza, figuran las dos plazoletas, diseñadas por Thays para eventos sociales propios de hace un siglo (allí, bajo los árboles, se lucían las bandas musicales). Hoy, en las balaustradas comidas por el tiempo, se apilan los colchones de un campamento de "los sin techo".
Este sector también será refuncionalizado, con nuevo mobiliario (desaparecerían los incómodos bancos de dos listones de madera, y colocarán cestos ¡y bebederos con agua!) y sistema de riego por aspersión. También se restaurarán los "jarrones" o "copones", de la época de Thays. Bajo uno de ellos, peligrosamente se ha colocado un juego infantil.
En la Plaza Lorea (la única de las 700 plazas porteñas que arrastra su nombre desde la época de la Colonia, según cita en un rico y meticuloso trabajo el ingeniero civil y vecino del barrio, E. Ricucci Barrio), se alza el monumento a José Manuel de Estrada. Junto a la estatua funciona un canil y otro "dormi" de indigentes. Cruzando la calle, bajo un gomero, la estatua de Mariano Moreno también alberga marginales.
El rescate patrimonial está siendo esperado por la copia original (valga la expresión) de "El Pensador", escultura esculpida en 1904 por August Rodin. La original se emplazó frente al Panteón de París. Se sabe que hay otra en Filadelfia, también hecha por Rodin. El Pensador aguarda que de una vez por todas, le borren los graffitis que no imaginó para su obra el artista francés.